domingo, 28 de noviembre de 2010

Serenata

La luz acaricia
árboles y piedras
hasta quedar tendida
en la tierra.

El rumor lejano
de la neblina
se alza contra
la tarde pristina.

El aire se ahoga en los besos
que no se dieron.

Las palabras huelgan
en tanto amor inconfeso.

Un pájaro indefenso
cruza el cielo
buscando una brisa
que lo salve del vuelo.

Un mundo se duerme
harto de soles
y viajes celestes
y lunas y noches.

El viento tiende un jardín
de oportunidades perdidas.

El tiempo bate alas sórdidas
dejando estelas sin fin.

El Orgullo de las Tempestades.

Por entre mares
de acero y fuego,
abordando al bajel
de mortal barquero,

Salto a la batalla sin miedo.

Por causas perdidas
y afrentas imperdonables,
por holocaustos y llantos
y penas inolvidables,

Dejo verter mi sangre.

Por escudos de bruma
y de espectros ateridos,
por crueles espadas
de rayo bruñido,

Reniego de la vida y del destino.

¿Qué mas dá?
Perdido por perdido,
no quedan finales
para mis caminos.

De esperanzas se han quedado vacíos.

¡Qué tan bello es
burlarse de la muerte!

Qué tan triste es
cuando te atrapa la suerte.

Los espejos de la locura.

De mil estrellas
está hecha tu risa.
Parpadea impredecible
y a la noche irisa.

De mil abrazos
está hecho este sueño;
de los que te daría
si fuera cierto.

Tus pasos están llenos
del sendero de mañana.

Un día me dijiste
lo que no decías.
Me quedé toda una vida
escuchando tu poesía.

Un día me dí cuenta
de lo mal que te querría.
Y mi corazón se fue volando
a la tierra sin días.

Tus ojos están hechos
con el sol de mañana.

Me refugié en un laberinto
lleno de espejos.
Nadie viene aquí.
Solo mis lamentos.

Aquí puedo ser sombra
sin descanso ni sopor,
tan liviana e irreal
como imposible es mi amor.

Tu recuerdo está tejido
con los hilos de mañana.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cambios

Me quedé sin consuelo
para la crueldad del invierno.

Me quedé sin remedio
para la ilusión del verano.

Es que de tanto buscar
la nueva primavera,
y de menguar cazando
a las tardes de otoño,
extravié asta y bandera.

Me quedé con la rebeldía
de la juventud ingenua.

Me quedé con la desazón
de la vejez llena.

Será que cometí
el error grosero,
la arrogancia fácil
de creer justo desafiar
al mundo entero.

martes, 16 de noviembre de 2010

Musa.

¡Ay, triste musa mía!
Como quisiera verte
de virtud enaltecida.

Como quisiera verte desterrada
a un mundo sin falsedades
ni verdades ajadas.

Ojalá que tu música encontrara
un bardo inspirado,
una lira templada.

Déjame sólo a mi suerte,
oyendo los ecos de los poetas
que osaron desafiar a la muerte.

No te detengas,
no me extrañes,
no me sientas...

Que siempre habré de buscarte
¡Ay, triste musa mía!,
en los ocasos y levantes.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Justo

De entre todos mis sueños
y todas mis angustias,
de todas mis esperanzas
y de cualquiera de mis ansias,

mas digno de canto
no encuentro nada
que tu sonrisa
cuando se cruzan
nuestras miradas.

martes, 9 de noviembre de 2010

Testigos

Es como despertar
sin miedos ni dolores
ni preguntas ni dudas
ni penas ni temores.

Es cómo un día que nace
lleno de horas
para cantarle
a tu aurora.

Por el rayo de sol
de días dejado
que detrás de tus ojos
se ha quedado nublado.

Por la brizna de viento
que acompaña a tu voz
bailando como suspiro
y rodando los cielos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Obvio

Triste destino aquel de lo pasado.

Amargo final para lo querido.

Es vano como la ilusión
de hacer perdurar en recuerdos
al espectro fugaz y desalmado
de lo que fuera una vez cierto.

Ojalá que lo que es bello
pudiera serlo sin dueño,
y en su final no quedar señado
en la media muerte de los deudos.

Por aquel tiempo
que era libre,
que era hermoso,
que era siempre.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

A medio oír

¿Por qué surcas el abismo
adonde no llega luz alguna?

Es que estoy buscando
un claro de luna.


¿Por qué te vas adonde
nadie más va llendo?

Es que me pareció
oír a alguien riendo.


No te alejes tanto,
que no podrás volver.

Ya es muy tarde para eso,
para todo, como lo era ayer.