sábado, 13 de junio de 2015

Guerrero

¿Qué horizonte tiembla hoy,
cualquier distancia
insuficiente defensa
ante el acero de tus ojos,
guerrero de la desesperanza?

Páramos yermos de guerra
que todo devoran
sin hambre y sin ansia,
¿Saben lo que tus pasos
horadan en la injusticia?

Guerrero de lágrimas
frías como la plata
que refulge en la noche,
¿ya es tu corazón
de negro ónice?

¿Se ha vuelto tu corazón
inclemente como el tiempo?

Innobles señores has servido,
indignos de tu causa,
que ni saben del lugar
donde guarda tu alma
cada orden malhadada.

¿Acáso tu lo sabes?

¿Acaso lo supo alguien?

¿Tus hermanos de armas?

¿El filo de tu espada?

Yo te recuerdo,
de cuando sonreías tu desconsuelo
ante lo profundo del abismo,
ante la crueldad del hombre,
la indiferencia del mundo.

Cuando cantabas canciones
tristes y alegres
que nadie recordaba,
cuando tu risa
todo lo sanaba.

Adonde quiera que vayas,
mi corazón llora por tí,
por tu guerra,
por lo hermoso que fuiste,

por cada vez que tu sangre
regó la tierra.

Por el día que
te supiste sin miedo,
y te volviste guerrero,
asedio, mártir, arma,
espíritu de fuego.

Senda de muerte.

Hijo de la derrota.

Asceta sin calma.

Quiera la batalla
robarte la vida
antes de que se apague
tu alma.